Unidad de evalución y prevención del deterioro cognitivo
El deterioro cognitivo es un síndrome –generalmente de naturaleza crónica y progresiva– caracterizado por el deterioro de la función cognitiva, es decir, la capacidad para procesar el pensamiento afectando diferentes funciones cerebrales, como memoria, atención, planificación, ejecución, orientación, comprensión, cálculo, capacidad de aprendizaje, lenguaje y juicio. Muchas veces se acompaña de un deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación, con repercusión personal, familiar y social. En nuestro centro se valoran todas las posibles causas de deterioro cognitivo:
Primarias
- Enfermedad de Alzheimer.
- Demencia vascular.
- Demencia por cuerpos de Lewy difusos.
- Demencias frontotemporales.
Secundarias
- Hidrocefalia.
- Carenciales.
- Tóxica o farmacológica.
- Trastornos del sueño (síndrome de hipopneas- apneas obstructivas)
- Infecciosas.
- Priónicas.
- Tumorales.
Se estudian a través de valoración clínica y neuropsicológica, pruebas de imagen como la RM cerebral, pruebas de medicina nuclear como el PET de perfusión cerebral y el PET amiloide o diferentes estudios analíticos o genéticos.
El principal objetivo se centra en tener un diagnóstico lo más certero posible y que no se escapen las causas tratables de deterioro cognitivo. En aquellos casos donde se establezca el diagnóstico de un proceso degenerativo crónico y progresivo se tratará de introducir todos los tratamientos que cuenten con un aval científico y cuyo principal objetivo suele ser ralentizar la progresión de la enfermedad.
A veces, como causa principal o asociada a otros tipos de deterioro cognitivo, ya que suele acontecer a edades avanzadas y afecta a cerebros envejecidos que podrían estar afectados por más de una causa, existe una hidrocefalia a presión normal o crónica del adulto. En esta entidad aumenta el tamaño de unas cavidades intracerebrales –que contienen líquido cefalorraquídeo (LCR)– llamadas ventrículos. Dicho aumento no se debe a la obstrucción de la circulación de dicho líquido como ocurre por ejemplo en determinados tumores o sangrados muy mediales.
Típicamente producen una triada que engloba deterioro cognitivo, problemas para caminar con inestabilidad franca e incontinencia urinaria. Y lo fundamental es que tienen un tratamiento efectivo mediante la colocación de una válvula que derive el exceso de LCR hacia generalmente la cavidad abdominal. A veces existen determinadas pruebas diagnósticas, amén de la resonancia magnética o el TAC de cráneo, como podrían ser la punción lumbar evacuadora o los test de infusión (KATZMAN), para ver cómo se comporta el cuadro clínico al evacuar o infundir LCR.
La estimulación cognitiva es el conjunto de acciones que se dirigen a mantener o mejorar el funcionamiento cognitivo mediante ejercicios de memoria, percepción, atención, lenguaje, funciones ejecutivas (solución de problemas, planificación, control, etc), funciones visoespaciales, etc. Se trabaja habitualmente en los ámbitos cognitivos alterados o que comienzan a alterarse y también en aquellos que no se encuentran afectados pero que pueden mejorar su rendimiento.
La estimulación cognitiva se basa en la plasticidad y en la reserva cerebral para mejorar el rendimiento de las capacidades mentales mediante técnicas y ejercicios organizados de modo sistemático. Las llevan a cabo nuestros neuropsicólogos y se aplican en daño cerebral adquirido como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico o un ictus isquémico o hemorrágico, o en procesos degenerativos como en los diversos tipos de deterioro cognitivo reseñados, con el objetivo de conseguir la mayor funcionalidad posible del paciente en cada una de las etapas de su enfermedad.
Entre las llamadas terapias no farmacológicas, es la que recibe el mayor apoyo empírico basado en la evidencia; se propone como la primera intervención a realizar especialmente en el envejecimiento normal y el deterioro cognitivo leve.
El deterioro cognitivo es un problema clínico frecuente y nuestra Unidad atiende a personas de diferentes edades que están preocupados por sus síntomas y/o por riesgos como la edad o los antecedentes familiares de padecer deterioro cognitivo.
La evaluación de estas personas incluye sus antecedentes; la historia clínica, donde es importante la información aportada por una persona cercana al propio paciente; la exploración neuropsicológica (desde la básica a la avanzada) y la realización de pruebas diagnósticas según la sospecha clínica. Personas con un riesgo claro de deterioro cognitivo pueden tener un seguimiento en la Unidad con evaluaciones periódicas.
La enfermedad de Alzheimer es la causa más frecuente de deterioro cognitivo y se presenta habitualmente con pérdida de memoria. Otras presentaciones posibles son el cambio conductual, la alteración en el lenguaje o la desorientación y constituyen las llamadas «variantes atípicas». En nuestra Unidad, mediante la evaluación clínica, incluyendo la exploración neuropsicológica, desde básica a avanzada y distintas pruebas diagnósticas, que incluyen la posibilidad de un diagnóstico específico mediante biomarcadores en líquido cefalorraquídeo, se diagnóstica de forma precozmente la enfermedad de Alzheimer, en sus formas típicas y atípìcas.
Los pacientes diagnosticados con deterioro cognitivo presentan problemas muy complejos entre los que destacan los síntomas conductuales (ansiedad, depresión, apatía, irritabilidad, desinhibición, ideación delirante, alucinaciones, etc). El Centro de Neurología Avanzada dispone de un equipo interdisciplinar conformado por neurólogos, psiquiatras y psicólogos, dirigido a la evaluación, tratamiento y seguimiento de estos pacientes más complejos. El apoyo familiar es muy importante, sobre todo centrado en la información y la ayuda a los cuidadores del paciente. De ahí, que la figura del psicólogo debería ser un referente para la familia.
Director médico
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