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Centro de evalución y prevención del deterioro cognitivo

Centro de prevención del deterioro cognitivo

El deterioro cognitivo es un síndrome –generalmente de naturaleza crónica y progresiva– caracterizado por el deterioro de la función cognitiva, es decir, la capacidad para procesar el pensamiento afectando diferentes funciones cerebrales, como memoria, atención, planificación, ejecución, orientación, comprensión, cálculo, capacidad de aprendizaje, lenguaje y juicio.

Muchas veces se acompaña de un deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación, con repercusión personal, familiar y social. En nuestro centro de prevención del deterioro cognitivo, se valoran todas las posibles causas de deterioro cognitivo.

Causas del deterioro cognitivo

Primarias

Hidrocefalia

Diagnóstico, tratamiento y prevención del deterioro cognitivo

Se estudian a través de valoración clínica y neuropsicológica, pruebas de imagen como la RM cerebral, pruebas de medicina nuclear como el PET de perfusión cerebral y el PET amiloide o diferentes estudios analíticos o genéticos.

El principal objetivo se centra en tener un diagnóstico lo más certero posible y que no se escapen las causas tratables de deterioro cognitivo. Además, se enfatiza la importancia de la prevención del deterioro cognitivo, promoviendo estrategias que permitan identificar y abordar factores de riesgo de manera temprana.

En aquellos casos donde se establezca el diagnóstico de un proceso degenerativo crónico y progresivo se tratará de introducir todos los tratamientos que cuenten con un aval científico y cuyo principal objetivo suele ser ralentizar la progresión de la enfermedad.

Derivación ventrículo-peritoneal

A veces, como causa principal o asociada a otros tipos de deterioro cognitivo, ya que suele acontecer a edades avanzadas y afecta a cerebros envejecidos que podrían estar afectados por más de una causa, existe una hidrocefalia a presión normal o crónica del adulto.

En esta entidad aumenta el tamaño de unas cavidades intracerebrales –que contienen líquido cefalorraquídeo (LCR)– llamadas ventrículos. Dicho aumento no se debe a la obstrucción de la circulación de dicho líquido como ocurre por ejemplo en determinados tumores o sangrados muy mediales.

Típicamente producen una triada que engloba deterioro cognitivo, problemas para caminar con inestabilidad franca e incontinencia urinaria. Y lo fundamental es que tienen un tratamiento efectivo mediante la colocación de una válvula que derive el exceso de LCR hacia generalmente la cavidad abdominal. En nuestro centro de prevención del deterioro cognitivo, se realizan evaluaciones exhaustivas para identificar y tratar esta condición de manera adecuada.

A veces existen determinadas pruebas diagnósticas, amén de la resonancia magnética o el TAC de cráneo, como podrían ser la punción lumbar evacuadora o los test de infusión (KATZMAN), para ver cómo se comporta el cuadro clínico al evacuar o infundir LCR.

La estimulación cognitiva es el conjunto de acciones que se dirigen a mantener o mejorar el funcionamiento cognitivo mediante ejercicios de memoria, percepción, atención, lenguaje, funciones ejecutivas (solución de problemas, planificación, control, etc), funciones visoespaciales, etc.

Se trabaja habitualmente en los ámbitos cognitivos alterados o que comienzan a alterarse y también en aquellos que no se encuentran afectados pero que pueden mejorar su rendimiento, con una buena prevención del deterioro cognitivo.

La estimulación cognitiva se basa en la plasticidad y en la reserva cerebral para mejorar el rendimiento de las capacidades mentales mediante técnicas y ejercicios organizados de modo sistemático.

Las llevan a cabo nuestros neuropsicólogos y se aplican en daño cerebral adquirido como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico o un ictus isquémico o hemorrágico, o en procesos degenerativos como en los diversos tipos de deterioro cognitivo reseñados, con el objetivo de conseguir la mayor funcionalidad posible del paciente en cada una de las etapas de su enfermedad.
Entre las llamadas terapias no farmacológicas, es la que recibe el mayor apoyo empírico basado en la evidencia; se propone como la primera intervención a realizar especialmente en el envejecimiento normal y el deterioro cognitivo leve.

El deterioro cognitivo es un problema clínico frecuente y nuestra Unidad atiende a personas de diferentes edades que están preocupados por sus síntomas y/o por riesgos como la edad o los antecedentes familiares de padecer deterioro cognitivo.

La evaluación de estas personas incluye sus antecedentes; la historia clínica, donde es importante la información aportada por una persona cercana al propio paciente; la exploración neuropsicológica (desde la básica a la avanzada) y la realización de pruebas diagnósticas según la sospecha clínica.

Personas con un riesgo claro de deterioro cognitivo pueden tener un seguimiento en la Unidad con evaluaciones periódicas.

En nuestro centro de prevención del deterioro cognitivo, sabemos que la enfermedad de Alzheimer es la causa más frecuente de deterioro cognitivo y se presenta habitualmente con pérdida de memoria. Otras presentaciones posibles son el cambio conductual, la alteración en el lenguaje o la desorientación y constituyen las llamadas «variantes atípicas».

En nuestra Unidad, mediante la evaluación clínica, incluyendo la exploración neuropsicológica, desde básica a avanzada y distintas pruebas diagnósticas, que incluyen la posibilidad de un diagnóstico específico mediante biomarcadores en líquido cefalorraquídeo, se diagnóstica de forma precozmente la enfermedad de Alzheimer, en sus formas típicas y atípìcas.

En nuestro centro de prevención del deterioro cognitivo, disponemos de una cartera de servicios que permiten la posibilidad de diagnosticar la enfermedad de Alzheimer mediante la determinación de biomarcadores biológicos específicos (p-tau 217) en sangre (cuya precisión diagnóstica es del 90% en la enfermedad de Alzheimer) y, en aquellos casos donde no resulte concluyente, (Abeta42, ratio Abeta42/Abeta40, T-tau, P-tau) en líquido cefalorraquídeo.

Este estudio se ofrece a los pacientes que resultan de diagnóstico más complejo (más jóvenes, con síntomas más complejos o cuando no se ha alcanzado un diagnóstico con pruebas habituales). La Unidad sigue recomendaciones de grupos de consenso internacional para las indicaciones y la realización con seguridad de esta prueba.

Evaluación integral del paciente con diagnóstico de deterioro cognitivo

Los pacientes diagnosticados con deterioro cognitivo presentan problemas muy complejos entre los que destacan los síntomas conductuales (ansiedad, depresión, apatía, irritabilidad, desinhibición, ideación delirante, alucinaciones, etc). por ello es fundamental la prevención del deterioro cognitivo.

El Centro de Neurología Avanzada dispone de un equipo interdisciplinar conformado por neurólogos, psiquiatras y psicólogos, dirigido a la evaluación, tratamiento y seguimiento de estos pacientes más complejos.

El apoyo familiar es muy importante, sobre todo centrado en la información y la ayuda a los cuidadores del paciente. De ahí, que la figura del psicólogo debería ser un referente para la familia.

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Preguntas frecuentes sobre prevención y abordaje del deterioro cognitivo

El deterioro cognitivo leve implica una disminución de la memoria u otras funciones cognitivas mayor de lo esperable por la edad, pero sin interferir significativamente en las actividades diarias.

La demencia, en cambio, supone un deterioro más avanzado que afecta de forma notable la autonomía de la persona. Identificar y tratar las causas potencialmente reversibles en fases tempranas es clave para frenar la progresión.

Además de enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer, demencia vascular, por cuerpos de Lewy o frontotemporales, existen causas secundarias y potencialmente tratables: hidrocefalia a presión normal, déficits vitamínicos, trastornos del sueño como la apnea, efectos secundarios de fármacos, infecciones, tumores o intoxicaciones. Una evaluación integral permite detectarlas.

Las técnicas como el PET cerebral o la determinación de biomarcadores en sangre y líquido cefalorraquídeo permiten detectar cambios cerebrales incluso antes de que aparezcan síntomas graves.

Estas herramientas ayudan a diferenciar entre distintos tipos de deterioro cognitivo y a establecer el tratamiento más adecuado, siempre siguiendo criterios científicos y de seguridad.

Sí. La estimulación cognitiva es una intervención no farmacológica respaldada por evidencia científica que mejora la plasticidad cerebral y la reserva cognitiva.

Ejercicios dirigidos de memoria, atención, lenguaje o funciones ejecutivas pueden retrasar el avance del deterioro, especialmente en casos de envejecimiento normal y deterioro leve.

Esta forma de hidrocefalia, frecuente en personas mayores, puede producir una tríada de síntomas: problemas de memoria, alteraciones en la marcha e incontinencia urinaria.

A diferencia de otras causas de deterioro, tiene un tratamiento efectivo mediante la colocación de una válvula que deriva el exceso de líquido cefalorraquídeo a la cavidad abdominal, mejorando significativamente la calidad de vida.

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