La base de una prevención efectiva es la identificación y abordaje de los factores de riesgo:

Número de intentos de suicidio previos. Es el principal factor de riesgo, señalados en todos los estudios sobre el tema. Hay que desterrar ese falso mito del que “el que lo intenta sólo quiere llamar la atención porque el que de verdad se quiere matar, se mata”. Son precisamente estas las personas que acaban falleciendo por un suicidio.

Consumo nocivo de alcohol y otras sustancias

Padecer una enfermedad mental. El riesgo en personas con depresión se multiplica por 21 y en los trastornos de conducta alimentaria por 33.

Haber experimentado una pérdida significativa (relacional, social o laboral)

Situación de pobreza o precariedad social.

Haber padecido maltrato a abuso infantil.

Antecedentes familiares de suicidio.

Factores genéticos y biológicos.

 

Debemos de identificar y potenciar los factores protectores que son bien conocidos:

1. Relaciones personales significativas estables.
2. Creencias religiosas y espirituales sólidas.
3. Capacidad para resolver problemas y conflictos.
4. Disponer de servicios de salud accesibles.
5. Hábitos de vida saludables.
6. Buena integración social.

 

Si alguien cercano a mí tiene ideas suicidas:

1. Anímale a expresar sus sentimientos y emociones.
2. No juzgues ni critiques, sólo intenta comprenderle. Evita consejos fáciles y lugares comunes.
3. No frivolices ni seas condescendiente.
4. Haz que se sienta acompañado; no vigilado.
5. Anímale a pedir ayuda profesional.

 

Es de vital importancia la creación de un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, consensuado y dotado económicamente. Éste debe de estar monitorizado por expertos y referentes científicos en el tema.

El Centro de Neurología Avanzada (CNA) cuenta con una Unidad de Salud Mental formada por  psicólogos, psiquiatras y neuropsicólogos  distribuidos en sus sedes en las provincias de Sevilla, Málaga, Huelva y Cádiz y cuyas direcciones y teléfonos para ser atendido se pueden encontrar en el apartado ‘EL Centro’.