¿TDAH EN ADULTOS?

El TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) es un trastorno del neurodesarrollo que se asocia a una disfunción en el desarrollo adecuado de áreas prefrontales del cerebro. Estas áreas se encargan de manejar y regular nuestras sensaciones internas y los estímulos externos, así como información que generamos al respecto, mantenernos atentos en una tarea o actividad, organizar objetivos relevantes y hacerlo de forma eficaz dirigiendo mi respuesta ante una exigencia o necesidad, por lo que esto implica una disfunción en el funcionamiento atencional y lo que llamamos ejecutivo, al referirnos a nuestra ejecución, que en ocasiones puede ser inadecuada, poco eficiente, incapaz o distorsionada según nuestra decisión inicial.

Existen diferentes perfiles dentro de esta disfunción del neurodesarrollo aunque la más conocida es el TDAH, por lo que en muchas ocasiones nos vamos a encontrar con esta referencia a pesar de que la persona en cuestión sea hiperactivo, pudiendo predominar un déficit de atención, con o sin respuestas impulsivas asociadas y en muchas ocasiones dificultad en regular información a nivel cognitivo, es decir, que no se me mezcle la información relevante con la irrelevante o ser capaz de dirigir mi pensamiento u objetivos de forma exitosa. A pesar de ello, las dificultades generales vuelven a predominar en dificultades de frenar y regular información interna o externa con alteraciones atencionales y/ o ejecutivas.

Es bastante frecuente escuchar la referencia a este trastorno en la niñez asociado a dificultades del aprendizaje, psicoafectivos o problemas de conducta. Sin embargo, parece que las dificultades asociadas a este trastorno “desaparecen” al llegar a la adultez, nada más lejos de la verdad. Son frecuentes los adultos que llegan a las consultas de neurología, psiquiatría y neuropsicología refiriendo ansiedad, problemas en sus relaciones familiares y/ o de pareja o frustración por lo lograr objetivos que se plantean e inician constantemente y que a pesar del esfuerzo no consiguen alcanzar así como en otros casos, comportamientos de riesgo e impulsivos que pueden generar otras alteraciones asociadas y en ocasiones adicciones.

Estas son algunas de las manifestaciones que los perfiles asociados a TDAH en el adulto pueden presentar según las alteraciones referidas. Cuando se cierra el diagnóstico, el adulto generalmente transmite una sensación de comprensión sobre sí mismo, las dificultades que ha encontrado y permite fortalecer un autoconcepto más realista y definido que integra siempre sus puntos fuertes y débiles en esta ocasión más integrados con sus experiencias, favoreciendo un mejor abordaje de sintomatología ansiosa, control y dirección de las dificultades que presenta contando con el mejor tratamiento farmacológico en seguimiento por su neurólogo o psiquiatra de referencia en caso de así valorarse que junto con el trabajo neuropsicológico dotan de mayor estabilidad y calidad de vida al paciente.