El deterioro cognitivo leve es la alteración de funciones cognitivas más allá de lo esperable por edad y nivel educativo que altera ligeramente la funcionalidad del individuo. Normalmente este aparece tras el fallecimiento de un miembro de la familia, tras microinfartos vasculares o como inicio de una degeneración cognitiva asociada o no a alguna otra patología.
Ell neuropsicólogo identifica esta dificultad conjuntamente con neurología y se encarga de valorar en profundidad las características de ese deterioro para ayudar a orientar y complementar el diagnóstico médico así como comprender mejor el perfil de las alteraciones así como las implicaciones reales en la actividad cotidiana. Según las funciones afectadas (atención, memoria, lenguaje, visopercepción, visoespacialidad…) y el grado, se define el perfil sindrómico asociado.
Para evitar la evolución del deterioro y mayor repercusión en el día a día del paciente, es necesario llevar hábitos de vida saludable, actividad física, social y actividad cognitiva. En muchas ocasiones, este deterioro puede ser el inicio de una degeneración cognitiva, por lo que resulta fundamental el seguimiento y estimulación en caso de ser necesario. Esta estimulación cognitiva se dirige a la mejora o mantenimiento de quejas cognitivas y se integra con el logopeda en caso de existir afectación de lenguaje.
Desde nuestra experiencia clínica, un seguimiento adecuado nos ayuda a eliminar frustración y repercusión cotidiana del deterioro cognitivo leve facilitando a los familiares también pautas en su manejo según cada caso concreto, así como encajar una posible degeneración cognitiva más brusca en caso de ocurrir optimizando todo lo posible la autonomía del paciente.
Elisabet Rodríguez
Experta acreditada en neuropsicología clínica
CNA,Huelva